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La expectativa del crecimiento del gasto público

CRISTINA TORRES, exdirectora de Presupuestos.

Por: CRISTINA TORRES | Publicado: Jueves 29 de septiembre de 2022 a las 04:00 hrs.
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CRISTINA TORRES

Ad portas de conocer la propuesta del Ejecutivo para el Presupuesto del Sector Público para el año 2023, retomamos una pregunta retórica en esta época: ¿cuánto será el crecimiento del gasto? El debate los días previos se centra en buscar que el crecimiento del gasto sea sostenible y la respectiva administración argumentará que dicho incremento viene a financiar las prioridades gubernamentales.

Desde el Presupuesto 2021, parte de esa inercia se rompió al establecer una agenda de mejor gasto público, al enforcarnos en revisar en qué estamos gastando los recursos que son de todos los chilenos, y el año pasado se dio un paso importantísimo en la propuesta y debate presupuestario al reducir el gasto en un 25% sobre lo ejecutado en un año presionado por las ayudas sociales en el contexto de la Pandemia provocada por el Covid-19.

“Es válida la propuesta que, ante un año 2023 que se vislumbra como recesivo, se incurra en un mayor impulso fiscal, pero dada la fuerte presión inflacionaria, es importante conocer cómo se propone descomponer dicho crecimiento (del gasto) y que el rango no supere promedios anteriores”.

Es por lo anterior que, este Presupuesto, el primero que diseñará y ejecutará el Presidente Boric, no debiera centrarse solo en la cifra del crecimiento. Si bien desde el Ministerio de Hacienda se ha dado un énfasis en la continuidad en la estabilización de las finanzas públicas, ya se adelantó que el gasto se expandirá entre un 4% y 5%. Lo cierto es que es válida la propuesta que, ante un año 2023 que se vislumbra como recesivo, se incurra en un mayor impulso fiscal, pero dado la fuerte presión inflacionaria, es importante conocer cómo se propone descomponer dicho crecimiento y que el rango no supere promedios anteriores.

El desafío autoimpuesto por el Ejecutivo sería entonces hacer crecer la inversión pública en un 30% respecto de 2021, a través de la creación de un nuevo Fondo o Programa de Infraestructura para el Desarrollo por sobre US$ 1.800 millones, que reemplazará al Fondo de Emergencia Transitorio (FET), extinto en junio del presente año.

Aunque el espíritu parece ser el correcto y, es deseable un foco en esta materia, que junto con un verdadero plan de reactivación debiera ser prioritario, es imposible no cuestionar la verdadera capacidad de mover el eje, ante la subejecución que ronda durante el año en curso. De acuerdo a los datos disponibles a julio, publicados por la Dirección de Presupuestos, el gasto de capital muestra un porcentaje de ejecución de 35%, con un avance de 28% en inversión y de casi 42% en la ejecución de las transferencias de capital, considerando los recursos de la Ley Aprobada con FET. Salvo el MOP, los ministerios con mayor nivel de gasto de capital, registran caídas respecto de la ejecución 2021.

Un zoom adicional merece también la ejecución acumulada de los Gobiernos Regionales, los que, a nivel nacional, han ejecutado a la fecha, un 30% de su presupuesto vigente para inversiones, casi diez puntos por abajo del nivel 2021.

Desde el Ministerio de Hacienda se hace un diagnóstico, descrito en su propio informe, sobre las razones de la baja ejecución, arguyendo escenario de alzas en los costos de materiales, licitaciones desiertas, término anticipado de contratos, etc. Ante ello, señalan que en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia tomaron medidas para mejorar la ejecución y facilitar adjudicaciones a través de mejoras administrativas.

Así las cosas, cabe preguntarse entonces, si teniendo problemas en ejecución de inversiones a nivel central, sumado a que las facultades en materias de descentralización fiscal otorgadas el año pasado a los Gobernadores Regionales aun no muestran frutos en la ejecución de recursos, el solo incremento del gasto a través de este nuevo programa de Infraestructura ¿será suficiente para justificar un crecimiento del erario público? Lo cierto es que no, si este no va a acompañado en detalle de una propuesta concreta de medidas de gestión que ataquen estos problemas, así como del detalle de la cartera de proyectos que lo justifica, tendremos en el titular una buena descomposición del gasto, pero en la práctica, nuevamente estaremos subejecutando.

Finalmente, y respecto de este último punto, sumada a la subejecución en inversión, los datos preliminares indican que el 2022 cerrará, además, con mayores ingresos que los proyectados inicialmente por el ejecutivo, lo que motiva también a que estos últimos tres meses del año se siga la senda de convergencia, y dicho margen contribuya a la política de recuperación de ahorros iniciada en el presupuesto 2021.

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